Hay varios motivos por los que podría suceder esto:

1.- Hacer un “pos me mato” en tacones. Que eso es algo habitual en nosotras las mujeres que insistimos en treparnos día a día en tacones de 12 centímetros.

2.- Esconderme si viene la de la tanda (jajajjajajaj perdón no lo pude evitar, no, no participo en eso.)

3.- Jugar con mis hijos.

Como comprenderán. El punto numero uno no hay mucho que explicar y tampoco tiene remedio, el 2 es broma. Por lo tanto me extenderé en el punto no. 3.

Se ha hablado muchísimo del tema, mamá que trabaja, consejos, críticas, cuestionamientos, en fin. Nadie puede opinar si no están en nuestros zapatos. Si, es cierto,  nosotras leemos, escuchamos consejos, pero al final cada quien hace lo que quiere y lo que puede.

Les voy a contar lo que he descubierto últimamente con mis hijos. Ya les he compartido que tengo 3 hijos maravillosos, bendiciones del cielo que le pido a dios nuestro señor -se casen pronto- Paula, Emilio y Matilda (10, 8, 6 años respectivamente).

Desde el día que tuve que dejar a Paula para irme a trabajar empezó todo este dilema. No podía yo sentirme culpable por dejarla e irme a trabajar. Teóricamente, pero la realidad es que se me apachurró el corazón, ojo vidrioso. Ahi fue cuando empecé a usar rímel waterproof; respiré hondo. Entendí que no hay que tenerle lástima a nadie, menos a mis hijos y si a ellos les tocó la suerte de una mamá que trabaja, bueno, tendrían que vivir con eso.

Decidí no sentirme culpable. No permitir chantajes y hacerlos parte de mi vida laboral. Esta historia por favor multiplíquenla por 3. Para pasar a lo divertido. Crecieron, ya no son bebés, se está poniendo interesante el asunto.

Que conversar con los hijos.

Me ha dado muy buen resultado involucrar a mis hijos en mi trabajo, en una ocasión Emilio insistía en hablarme de Pokemon, las Pokebolas y el Pikachú, de verdad, cuando fui a China les entendía mas que a mi hijo, que desesperante. “Mamá necesito conseguir el Pokemon Soul Silver, búscamelo en Amazon, tú eres experta en encontrar cualquier cosa, por favor mamá”, ¡selfie! si, una selfie debí de haberme tomado con mi tremenda cara de “what”, y entonces entendí que le debía de pagar con la misma moneda: Emilio, ven, te voy a explicar lo que es e-commerce “¿quééééé? no te entiendo mamá” yo tampoco a ti, pero así como yo me esfuerzo en entenderte, pido reciprocidad. Me dejó en paz con el tema e inmediatamente pasó al siguiente.

Tiempo para ellos.

“Mamá no se lo que siento” ¡oh dios! Si, tengo una drama queen nivel pink con brillitos, y parece que por whatsapp sus sentimientos afloran “mamá estoy triste, no se que hacer, estoy ABURRIDA”, respiro hondo, los asistentes de la junta donde me encontraba sintieron que mi paciencia se agotaba.

Pero no eran ellos el problema, era Paula. Mi amor, se que estás aburrida, que te parece si vamos juntas al cine ¿vamos? “Siiiiii mamá, vamos a ver Mas Negro Que La Noche”. Darle el espacio a cada uno de mis hijos, es algo en o que tengo que concentrarme, porque se te va el tiempo y descubres que siempre lo pospusiste, lo que a mi me ha funcionado es la agenda, día para Pau, día para Emilio y día para Matilda.

Disfrutar los almohadazos.

Mis hijos están viviendo su infancia indoor, como todos los de su generación, lamentablemente ellos no pueden salir libremente a jugar a la calle, me acuerdo (en la prehistoria) cuando yo jugaba en la calle, había un juego que me gustaba mucho se llamaba “Stop” ¿alguien lo jugó?, dibujábamos un círculo en la calle, dividido en partes iguales, dependiendo del número de participantes, cada uno pertenecía a un país, y todos con el pié en la rueda, a uno le tocaba hablar: “declaro la guerra en contra de mi peor enemigo que es……..españaaaaaaa” y todos salíamos corriendo, hasta que el de españa se percataba que era él quien tenía que volver a la base a gritar STOOOOOOOOOOP y el que quedaba mas cerca perdía.

Simple pero bien divertido. Bueno, decidí enseñarles a mis hijos ese juego, nada mas que con obstáculos ¡dentro de casa! ese día me di cuenta lo importante que es divertirme con mis hijos, tiempo de calidad. Puedes comprarles pinjex, jugar UNO, o simplemente guerra de almohadazos, lo importante es reírte a carcajadas con los niños, mostrarles tu lado divertido. Además que fomentas la sana competencia, respetar reglas, sobre todo, aprender a perder y ¡a ganar!

Tiempo de calidad y tiempo de vacaciones.

Todos los días se construyen relaciones, todos los días aunque sea solo un par de horas, el tiempo de calidad “tiempo de niños” estrecha las relaciones con mis hijos, así cuando tengo que viajar por cuestiones laborales, ellos me dicen “buen viaje mamá”; pero, no hay que olvidar las vacaciones. Así fue como en verano sin planeación alguna, les dije: chamacos nos vamos a Los Cabos.

Nos fuimos los 4, yo iba con mucha expectativa, imaginen esto: sin computadora y sin tacones, a los que me conocen saben que esto es muy poco probable, pero yo tenía que aprender a divertirme con mis hijos. Fueron las mejores vacaciones, estuvimos en la alberca, en la playa, jugamos pelota, bueno, creo que hasta subí fotos sin maquillaje a Facebook.

En resumen:

Así como en el marketing, hay que generar experiencias inolvidables en la mente de nuestros hijos. He practicado todo lo que he escrito y les puedo decir que soy una empresaria, en tacones, que disfruta tirarse al piso a revolcarse con sus hijos.

Espero que mi experiencia contribuya en algo a la relación que tienes con tus hijos y si después de poner en práctica todos estos consejos, sientes que no conectas con ellos, plan B: ve y cómprales un iPad. No falla.

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