Qué le cuento, que estoy en una certificación sobre gobierno corporativo, donde me preguntaron: ¿Por qué está usted aquí? Mi respuesta fue: La mayoría de mis clientes son empresas familiares y no hay forma de incorporar el marketing si la familia está agarrada del chongo.

Se los juro, si yo le contara cada caso…

Está el empresario dinosaurio, aquel que ‘se partió’ el lomo, que ya anda con bastón y que no hay forma de separarlo de la empresa, nadie mueve un dedo si don Mesozoico no lo autoriza; ahora bien, explíquele el endomarketing.

Está el Javi Noble que heredó lo que su papá construyó con el sudor de su frente durante 40 años, pero no quiso que su hijo sufriera como él (yo soy partidaria de que sufra), entonces le heredó todo, no le puso un moño porque Dios es muy grande. Este Javi –que se me han atravesado varios en mi vida– es omnipotente, lo sabe todo y nadie es mejor que él porque «se lo merece todo» ¡TODO, dije! y como todo en la empresa es aburrido, imagine que le entretiene ¡exacto! el marketing.

Está la empresa familiar, el tío, la tía, los primos, la mamá no porque se hartó y el papá ya está infartado, pero el negocio sigue adelante. La familia es un desastre, todos toman decisiones, dígame usted ¿a quién le preguntamos por el presupuesto de marketing?

En todos los casos no hemos tenido un final feliz, por eso cuando escuché de esta certificación, inmediatamente quise participar. En México del 82 al 90% son empresas familiares, el dato horroroso dice que solo el 27% de las empresas familiares llegan a la segunda generación y un triste 12% a la tercera.

Entonces, oiga, dos más dos son 4, haría mejor mi trabajo si puedo contribuir a que esas empresas familiares se pongan de acuerdo, se pongan en orden y después pueda yo amablemente incorporar el marketing.

¿Se da cuenta todo lo que hay que hacer antes de contratar un anuncio de Facebook? ¿Ahora me entiende mi paciencia ‘out of stock’? Espere hay más.

Después de que están en medio de un «te quiero porque eres mi familia, pero ojalá desaparecieras del mapa», les da consultitits aguda, contratan a cuanto gurú y coach encuentran, y lo peor peor de todo es que ni siquiera siguen esos consejos. Créame, he visto de todo, y si todavía no confía en lo que le estoy diciendo, le dejo una tarea:

Tome hoja y lápiz y haga una lista de todos los consultores, gurús, coaches y conferencistas, saque una cuenta de los honorarios, pero eso es lo de menos; haga un reporte de lo que le recomendaron hacer, si lo hizo o no y si funcionó. Quiero un dato: cuánto tiempo y dinero le ha costado no hacer lo que se debe.

Si usted es dueño o participa en una empresa familiar, le sugiero encarecidamente que busque una certificación de gobierno corporativo y lleve a toda su runfla con usted, nada que haga diferente a esto le dará resultados. Me urge que vaya y se certifique para que nosotros, los que queremos que usted tenga éxito, podamos hacer nuestro trabajo ¡marketing!