“¿Y cómo está Sonora? ¿es cierto que no pueden salir ni a la calle?” me preguntaron al saber de donde venía. Asistí a una reunión en CDMX y aquella conversación parecía mas un competencia de cuentos de terror. Cada quien arrojaba cifras de muertos, secuestros y basura no recogida afuera de sus casas.

Había algunos que se limitaban a observar y escuchar. Yo era uno de ellos “¿sabían que San Carlos tiene la mejor vista ocean view del mundo? -contesté- “tendrían que visitarnos para comprobarlo”. Fue el inicio de un cambio de mood en la conversación, empezaron todos a vender su lugar de origen.

Hablar mal del lugar donde vivimos. Es como hablar mal de nuestra casa, dice mas de nosotros como personas que del sitio geográfico. ¿Se han dado cuenta que cada vez mas los empresarios y empresarias están promoviendo los logros de la ciudad?, participo en CANACO y AMMJE.

Observo el mismo común denominador. Después de tanta queja, de señalar en voz alta todo lo malo que le pasa a la ciudad, al entorno, de evidenciar a los políticos, quien hizo que, o dejo de hacer. Observo un cambio; convengamos que la situación actual en todos los ámbitos está mas que demostrada. Sí, el dólar anda por las nubes.

La inseguridad -bueno- la inseguridad, ustedes ya saben. Todo salpicado con simpáticos baches. Sí, ya sabemos, pero lo que observo es la actitud. Ya nos estamos dando cuenta que no ayudamos en nada quejándonos. No solo no ayudamos, si no que estábamos convirtiéndonos en detractores ¡en haters! de nuestra misma ciudad. Básicamente espantamos a la gente ¿quién va a querer hacer negocios con nosotros? Hoy observo un cambio de actitud, ya sabemos el costo de hacer mala publicidad de nuestra ciudad, lo sentimos ¿qué hacer?

Hace un par de días lanzaron en la ciudad de Mérida, Yucatán una estrategia de citymarketing bajo el hashtag #VenAMéridaBlanca el cerebro detrás de esta campaña tuvo a bien darme detalles. La iniciativa fue por parte de la titular de turismo municipal, la premisa era sumar al ciudadano, a las empresas y al gobierno sin importar partidos políticos, provocar que se hable bien de la ciudad, la estrategia está teniendo éxito, la buena actitud se contagia, el punto no es la estrategia, es decir, el citymarketing como tal, se limita a promover el destino, lo que yo observo es un movimiento interno, lo compararé con una empresa para que la analogía me ayude a parir el concepto.

Una empresa estaba en crisis, sus productos eran de calidad, pero uno de ellos falló y se desató un escandalazo, dos empleados sabotearon el área de producción y sacaron un lote de producto defectuoso, de pronto todos, empleados y consumidores estaban hablando mal de la empresa, bajaron las ventas, los proveedores ya no querían hacer negocios por la mala reputación generada, los empleados, aquellos que criticaron a la empresa por no darse cuenta, por no resolverlo, porque el director es un tarado y permitió que todos este caos sucediera, odiaban su trabajo y repartían pestes de todo y todos.

Ellos, los empleados sintieron que el barco se hundía incluyéndolos, se convirtieron en costales de piedras muy pesados que ayudaban al naufragio. El primer nivel de la empresa se negó a aceptar el desastre “¿qué hacemos?” enérgicamente dijo el director, el responsable de mercadotecnia sugirió una estrategia de endomarketing, sugirió identificar la problemática principal, las motivaciones ¡hasta las propuestas de los empleados!, detectar áreas de oportunidad en los diferentes departamentos para desarrollar un estrategia integral, con el objetivo de generar lealtad a la marca “necesitamos que nuestros empleados hablen bien de nosotros, solo así podemos generar un cambio” “no podemos cambiar el mundo si no cambiamos nosotros primero” cabe mencionar que nosotros, los que nos dedicamos a la mercadotecnia nos encanta citar estas frases para tocar corazones, si pudiéramos, pondríamos efectos de luz así como “me llegó la iluminación divina”, así somos, lo siento.

En aquella junta se había sembrado la semillita, se ejecutó la estrategia, los empleados se dieron cuenta que quejarse era abonar piedritas y se los iba a llevar la… el naufragio, el naufragio. La actitud empezó a cambiar, hubo errores si, pero  se reconocieron, se hizo algo al respecto, sobre todo se aprendió`de la crisis espantosa, todos sumaron con un espíritu renovado empezaron a trabajar, ya no permitieron que nadie hablara mal de la empresa. La empresa sobrevivió, las piedras se convirtieron en flotis y hoy el barco surca los mares del éxito, ¡por dios! que romántica me puse, pero bueno, ahí está la analogía.

¿Qué hacer entonces?

Sumando conceptos, creo que vemos el nacimiento del EndoCityMarketing, hacer publicidad del destino ayuda si, pero lo que verdaderamente necesita cada ciudad, pueblito, ejido o gran urbe es que cada ciudadano se enamore del lugar donde vive, que identifique las bondades y hable de eso, que deje por el amor de dios, de escupir para arriba.

Casa limpia mis queridos lectores, así que como los pingüinitos de Madagascar, gorditos, bonitos y sonrientes, algo bueno siempre hay, identifíquelo y venda su ciudad. Yo ya empecé a enamorarme de #SonoraLaBella y #MeEncantaObregón ¿y ustedes?
Gracias por leer.

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